En lo más íntimo de mi ser, como un feto recién sembrado vibra la esperanza y la ilusión de una nueva vida, una esperanza que siento creciente dentro de mí. Oh Dios, ilumina el camino que queda delante, ayudame a ser fuerte en las tormentas, y dulce en las amarguras diarias.
Oh Dios que sólo conoces el amor, la misericordia y compasión, guíame serenamente a mis anhelos de tus manos. Conoces mis proyectos, y me conoces a mí, sabes mis rebeldías y mis faltas, conoces mis padecimientos y mis virtudes.
En las más altas montañas de ésta dura tierra he fijado los ojos, no separo de mi mente el cielo y lo posible, mi causa no es mala, he sufrido, llorado y padecido, y he amado, dado y perdido.
Hoy quiero volver a empezar, dejar en paz los errores del pasado, y contar con las experiencias que prodigiará el futuro.
Sé que soy fuerte, y que en ti seré invencible!!!